Chocolate de la Vila Joiosa

 CHOCOLATE

La provincia de Alicante, y en concreto la localidad de La Vila Joiosa, puede presumir de contar con uno de los productores de chocolate más famosos de España.


Según los diferentes estudios, durante los primeros años la fabricación de chocolate fue una actividad secundaria, ya que La Vila vivía básicamente de la industria del hilo -fundamental para la pesca- y de la agricultura. Sin embargo, la técnica de la elaboración del cacao, semilla de lo que años más tarde sería una actividad muy rentable, ya estaba sembrada. 

El duro oficio de xocolater se fue extendido en el pueblo como una actividad familiar. El cacao utilizado llegaba al importante puerto de La Vila, como al resto del país, procedente de Guinea Ecuatorial y de Ecuador.




La fabricación de chocolate en el siglo XIX era una labor que requería un importante esfuerzo físico. El cacao se trituraba con un rodillo de piedra que molía el grano sobre otra piedra de forma cóncava, produciendo un caldo muy espeso que se calentaba con un hornillo y se depositaba en un recipiente rectangular conocido como artesa. El resultado era sometido de nuevo al mismo proceso para refinarlo y después se le añadían los ingredientes que cada xocolater quería incorporar para darle su toque personal: azúcar, harina, canela, vainilla… 

El producto final era lo que en aquella época se conocía como ‘xocolate a la pedra’ que, aunque lejos de lo que actualmente conocemos como chocolate, tenía un aroma y sabor muy agradables, por lo que su consumo se fue extendiendo.

La producción artesanal, y en muchos casos ambulante o a domicilio, se mantuvo en La Vila durante buena parte del siglo XIX, hasta que poco a poco se fueron incorporando instrumentos mecánicos que hicieron más fácil el trabajo del maestro chocolatero. 


El aumento de la producción permitió abrir mercado en las provincias limítrofes, como Murcia, Albacete y Valencia, además de en otros puntos de Alicante, donde el chocolate de La Vila Joiosa era muy apreciado. Para evitar la competencia y conflictos, los numerosos productores que a finales del siglo XIX se dedicaban ya a la fabricación de chocolate se repartían las diferentes comarcas para la venta exclusiva de su producción.


La introducción de un nuevo molino, conocido como 'malacata’ y que podía ser movido por tracción animal, permitió aumentar de manera notable la producción, perfeccionó el resultado final y facilitó la labor del xocolater. 

El cambio de siglo propició la incorporación de motores de combustión y, algo más tarde, eléctricos para la molienda del cacao. 

La producción aumentó de manera notable y la calidad del chocolate, lo que permitió que numerosas fábricas se consolidasen definitivamente. Así, en la década de los años treinta del siglo XX había en La Vila Joiosa unas veinte fábricas de chocolate, aunque prácticamente ninguna realizó una inversión importante en modernizarse y todas compaginaban el uso de métodos casi artesanales con algunas máquinas.


La década clave para el futuro de la industria chocolatera jonense fueron los 70. La mayoría de las fábricas familiares que no supieron o pudieron adaptar sus métodos de producción, su estructura empresarial y su red de comercialización acabaron desapareciendo.

Un ejemplo claro de acierto en el proceso de transformación es Chocolates Valor, Chocolates Clavileño, Chocolates Pérez y Chocolates Marcos Tonda. 

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